LOS HARÍA-PODRÍA-DEBERÍA
Los seres
humanos nos preocupamos muchísimo por todas esas cosas que podrían suceder en
el futuro, pero que no han sucedido todavía, o que podrían haber sucedido en el
pasado, pero no sucedieron. Los seres humanos nos preocupamos por esos mundos
posibles que los filósofos, más secamente, los denominan “contrafactuales”.
Los contrafactuales son los haría-podría-debería de la vida.
Pongamos un ejemplo:
Pensemos un momento en los
medallistas de los Juegos Olímpicos: ¿quién está más contento, el medallista de
bronce o el de plata? Podríamos pensar que, objetivamente, el medallista de
plata, que, al fin y al cabo, lo ha hecho mejor, estaría más contento. Pero los
contrafactuales relevantes son muy diferentes para cada uno de ellos. Para el medallista de bronce, la alternativa
relevante era quedarse sin ninguna medalla, resultado del que se ha salvado por
poco. Para el medallista de plata, la
alternativa relevante era obtener la medalla de oro, resultado que se le ha
escapado por poco. Ciertos estudios han corroborado analizando las expresiones
faciales de los atletas que los medallistas de bronce parecían realmente más
felices que los de plata. La diferencia de lo que podría haber sido supera la diferencia de lo que es en realidad.
Los
contrafactuales nos ponen en evidencia que no sólo vivimos en este mundo, sino
que vivimos en un universo de muchos mundos
posibles. Son productos de la esperanza y la imaginación.
¿Por qué los seres humanos nos preocupamos tanto de los
contrafactuales,
cuando, por definición, son cosas que en realidad no sucedieron?
¿Por qué esos mundos imaginarios son tan importantes para nosotros
como los reales?
La
respuesta evolutiva de porqué son tan importantes los contrafactuales para los
seres humanos es que nos permiten cambiar el futuro. Dado que
podemos considerar formas alternativas en que podría ser el mundo, podemos
actuar sobre el mundo e intervenir para convertirlo en alguna de esas posibilidades.
Cuando actuamos, aunque sea en pequeña medida, estamos cambiando el curso de la
historia, llevando el mundo por un camino en lugar de por otro. Por supuesto,
hacer realidad una de las posibilidades supone que las otras posibilidades
alternativas que hemos considerado no se harán realidad; se convierten en
contrafactuales.
EMOCIONES QUE SE PUEDEN DERIVAR DEL PENSAMIENTO
CONTRAFACTUAL
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POSITIVAS
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NEGATIVAS
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Responsabilidad
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Decepción
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Confianza
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Culpa
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Esperanza
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Frustración
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El precio del pensamiento contrafactual es que éste
puede estar seguido de emociones negativas
En
definitiva, ser capaz de pensar en esas otras posibilidades es crucial
en nuestro éxito evolutivo. El pensamiento contrafactual nos permite
hacer nuevos planes, inventar nuevas herramientas y crear nuevos entornos.
¿Pueden los niños pensar de manera contrafactual?
¿Planear el
futuro?
¿Reconstruir el
pasado?
¿Imaginar lo
posible?
La respuesta a estas cuestiones
las encontrareis en el próximo post.
Autora: Myriam Catalán
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